El concepto que he utilizado en varias oportunidades de viviendas muertas esta referido a todas aquellas viviendas que han sido construidas y asignadas como inversión pública, que en una perspectiva macroeconómica son un pasivo creciente cada año, es decir, nunca cierran el ciclo financiero saludable de inversión y retorno, ni contribuyen con el principio esencial para la auto-sostenibilidad de los desarrollos inmobiliarios que es la PROPIEDAD.
Estos desarrollos inmobiliarios por lo general son definidos en reuniones políticas sin conocimiento financiero, en terrenos sin tradición legal, (invadidos y/o expoliados), con un costo de construcción acorde con las comisiones otorgadas por el contratista amigo. No existe estudio de mercado por cuanto las viviendas son gratis y no cumplen con la zonificación existente en los planes urbanos, debido a que utilizan el decreto de zonificación automática al proyecto en cuestión. Finalmente este enfoque de inversión resulta en una inmovilización de capitales que no generan un retorno económico tangible pero si esclavitud moderna para garantizar votos y aumentar el control ciudadano.
Las viviendas muertas generan un impacto negativo en la cohesión social y la equidad económica, ya que no fomentan el ahorro personal ni contribuyen con el desarrollo del patrimonio familiar sostenible, tampoco colaboran con futuras viviendas para mas venezolanos. Todo el dinero invertido queda concentrado, congelado y/o muerto en una sola unidad y una sola familia, además, al no exigir pago por servicios públicos, ni obligaciones fiscales al grupo beneficiado, crean una cultura de servilismo público que socava la capacidad del estado para generar ingresos y mantener la infraestructura pública. Por otra parte, tampoco se les exige pagar por permisos, derechos en registros inmobiliarios, condominio ni mantenimiento, pero tienen prohibido realizar ampliaciones, venta, hipoteca, permuta, alquiler y/o heredar. Socialmente la vivienda muerta esta habitada por ciudadanos asignados a dedo por el regimen con la obligación de formar consejos comunales, brigadas de defensa y patriotas cooperantes, con la finalidad de garantizar el control social el cual tiene un costo adicional mensual para el Estado. Estas facilidades acostumbran al beneficiario a la cultura de "a que mas tengo derecho" (*)
Las viviendas muertas representan un modelo fallido de inversión pública, pero debemos avanzar a un sistema de viviendas social mas sostenible y justo. Es imposible mantener el crecimiento de nuevas construcciones siempre con dinero fresco de los contribuyentes que son los que mantienen a los que habitan las viviendas asignadas, es una paradoja, que mientras mas viviendas sociales construyen mas pobre es el estado. Un eventual próximo gobierno deberá promover una ley de viviendas de emergencia nacional para otorgar todas esas viviendas en propiedad a esas familias que viven en el infortunio, garantizando así la destrucción de todo ese sistema financiero dundo e infinito establecido por la kakistocracia socialista... LAS VIVIENDAS MUERTAS
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