UN VIVIENDISTA EN BUDAPEST

La mejor manera de conocer un Régimen es desde adentro. En 1999 tuve la oportunidad de conocer la ciudad de Budapest, Hungría, diez (10) años después de la caída del comunismo. Para hacer un recorrido, el hotel recomendó una guía húngara que hablaba español y con vehículo propio. En mi estadía de dos días por la ciudad me compartió muchas historias y anécdotas que me ayudaron en mi formación del concepto de vivienda en comunismo, visitamos urbanismos, desarrollos inmobiliarios y superbloques inhumanos construidos durante ese período.

En 1945 Hungría fue "liberada" de los nazis por los soviéticos, quienes se quedaron en ella durante 45 años hasta 1989.  Mi guía relató con tristeza lo vivido durante la era comunista en relación a la vivienda y voy enumerar solo seis (6) puntos; 1- La política para disminuir el déficit fue la asignación de familias para compartir viviendas ya existentes y unas pocas nuevas construidas. 2- Las asignaciones se formalizaban mediante el transporte masivo de familias en camiones militares que se movilizaban de noche bajo estricto control policial por el toque de queda nocturno existente. 3- La propaganda era toda falsa, dirigida al pueblo y el mundo occidental para demostrar lo perfecta e impecable política contra el déficit habitacional. 4- Hubo un deterioro muy grande en todos los servicios públicos en especial la recolección de basura, pero lo más aterrador fue la pérdida de las calefacciones por falta de repuestos y mantenimiento. 5- Los militares y jerarcas del partido comunista se mantuvieron en cómodas viviendas unifamiliares con  servicios independientes. 6- Todo dentro del estricto "ordenamiento legal" de viviendas. 

Hoy me voy a referir a la política de  asignación de viviendas, que funcionaba al azar para la población, una, dos o tres familias por vivienda, en otras oportunidades una familia por cada baño y/o una familia por cada cuarto, la cocina y el salón eran comunitarios. Los asignados podian ser 3-7 por familia, pero de cualquier manera todos en un solo cuarto, no importaba la edad, la etnia, la educación, la cultura, el idioma y/o la religión. Los nuevos co-habitantes, sin ningún tipo de obligación económica, mantenimiento, ni arraigo para con el conjunto habitacional, ingresaban adoctrinados por la lucha de clases y amparados por el Régimen. 

Relata la guía; "Fuimos muy afortunados"

"...yo vivía con mis padres en nuestro apartamento de muchos años, una noche de invierno tocaron la puerta, era un soldado que sin mediar palabra entró al apartamento lo recorrió y al confirmar que habían tres cuartos con dos baños que ocupamos tres personas, me ordenó que pasara mis pertenencias al dormitorio principal.  Abrió la ventana del salón que daba hacia la calle y dirigiéndose hacia los soldados de un camión militar le hizo señas con la mano y gritó: Dos familias!!! y a los pocos minutos entró un matrimonio de avanzada edad a quien le asignaron mi cuarto  y a una pareja joven con un niño como de 7 años a quienes le señalaron el tercer dormitorio. Esto fue el comienzo a la convivencia infernal. Sin embargo,  fui muy afortunada porque me permitieron continuar viviendo con mis padres en nuestro apartamento y en el dormitorio principal que tenía baño privado. También celebramos la buena suerte de que solo ingresaron 5 personas extrañas al apartamento; que hablaban el mismo idioma, de la misma religión, limpios y no eran comunistas. Los dos ancianos mayores eran humildes y silenciosos y permanecían en su cuarto la mayor parte del día y la pareja con el niño tenían algo de educación, no eran violentos y se podía razonar con ellos..."

Esta historia, contada en libertad hace más de 22 años, la comparto hoy por la cantidad de coincidencias políticas, sociales y de asignaciones que se están dando en Venezuela; Espero que seamos "afortunados"... UN VIVIENDISTA EN BUDAPEST