A través de los años, Venezuela fue generando y
creando una infraestructura de producción de cemento de inversión privada
acorde con el crecimiento del país, tanto para suplir el mercado nacional como para exportar,
llegando a tener una capacidad instalada de 8.000.000 de TM, lo cual
garantizaría suficiente producción.
Con la expropiación de todas las fábricas de cemento, centralizaron y fundaron en 2008 la Corporación Socialista de Cemento SA ilusionados en crecimiento y progreso... la realidad es otra, ha disminuido la producción nacional y no se ha construido ni una sola nueva planta... llegando al punto de que el presidente de la Federación de Trabajadores de la Industria Cementera declara, en relación a los costos de producción, que: "el costo del empaque para la venta es superior al precio de venta del saco de cemento".
El gobierno cree que el precio de un saco de cemento regulado por decreto en Gaceta Oficial se va a reflejar en el consumidor final, pero la realidad es que solo los directores de las cementeras, políticos, militares, enchufados y los sindicatos con su respectivo cupo son los privilegiados, pero nunca el constructor de viviendas quien paga de acuerdo a su requerimiento de avance de obra y tiempo. La fuerza de la realidad del mercado no tiene límites y los constructores pagamos el cemento y/o concreto al precio que llegue a la obra, inclusive en algunas oportunidades superior al precio internacional.
Toda la buena intención que puede haber con las ideas filosóficas y socialistas para que el precio de la vivienda sea más económico, se pierde por la baja en producción, regulación y control de precio, llegando a lo insólito... que la bolsa de papel vacía cuesta más que El precio regulado del Saco de Cemento..
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